El chupón ayuda a los padres a la hora de educar al niño, pero con el tiempo, este maravilloso "apaciguador" deja de ser necesario y su uso puede tener más inconvenientes que ventajas. Cuanto más adicto se vuelva el niño a un placer concreto, más difícil le va a ser renunciar a él.Tanto los adultos como los niños buscan su propia satisfacción. Además de los pechos de la madre, un biberón lleno de rica leche o una cariñosa nana, el chupón es una de las fuentes de experiencia más agradable para el niño.
Chupón = rápido, fácil y cómodo. En un momento dado, los padres toman la decisión de quitarle el chupón al niño, pero puede que el pequeño no tenga una actitud demasiado optimista al respecto. Según la mayoría de pediatras, un buen momento para desacostumbrar al pequeño del chupón es entre los 3 y los 6 meses. En primer lugar, en este periodo el reflejo de succión ya no es tan fuerte, y además el niño tiene una memoria bastante corta a esa edad, así que si deja de usar el chupón, se olvidará de él rápidamente. Por otro lado, el niño es más propenso a los cambios y le será más fácil aceptar otros métodos de calma, como que le canten, que le enseñen objetos o que lo arrullen. Otro momento indicado es antes de que cumpla 2 años. El reflejo de succión debería desaparecer antes de ese momento. Cada mes el niño adquiere muchas habilidades nuevas y el chupón se vuelve cada vez menos atractivo para él. No cabe ninguna duda de que todos los métodos para tranquilizar al niño sin chupón requieren una gran perseverancia por parte de los padres. El momento adecuado para quitar el chupón es una cuestión individual, ya que como afirman los psicólogos, todo depende de la predisposición del niño. Sin embargo, no debemos dejarlo para demasiado tarde, ya que puede tener repercusiones negativas en el desarrollo del niño.
No olvidemos que dejar de chupar el chupón es un momento muy difícil para el niño. Entonces tiene mayor necesidad de nuestro interés y nuestros mimos. Ayudemos al niño a acostumbrarse a la nueva situación participando en el proceso de despedida del chupón. Centremos la atención del bebé en otras cosas, como juguetes o juegos en común. En vez del chupón, podemos darle un peluche.
No le quitemos el chupón al niño en momentos difíciles o críticos, por ejemplo cuando su madre vuelva a trabajar, cuando haya un cambio de niñera/o, cuando empiece la guardería o el preescolar... Unas cuantas semanas no marcarán la diferencia.
¿Cómo desacostumbrar al niño del chupón?
Existen varios métodos para desacostumbrar al niño del chupón. Por desgracia, no ofrecen resultados inmediatos, sino que a veces hay que esperar los efectos con paciencia. La mayoría de niños, por suerte, se las arregla con esa separación bastante rápido y sin mayores problemas, pero otros se lo toman fatal y reaccionan llorando y quejándose.
1. Limita el uso del chupón paulatinamente: Si escondes el chupón de repente, seguro que el niño se enoja. Y aunque después de un rato se olvidará de él, la mayoría de padres no consiguen negarle al niño el chupón si se pone a llorar. Lo más importante es limitar el uso del chupón paulatinamente, por ejemplo ponerlo solo para la siesta o por la noche, o reducir su tiempo de uso en una situación concreta. Cuando el niño se duerma, es aconsejable quitarle el chupón de la boca.
2. Fiesta de despedida: Se puede intentar organizar una despedida oficial del señor chupón: ¡Adiós chupón! El punto culminante del juego es empaquetar el "apaciguador" en una caja y dársela a los padres para que la envíen a una tierra muy muy lejana, meterlo bajo la almohada y darle un regalo al niño a cambio, o dejarlo en manos de las hadas del chupón. Lo importante es que el pequeño se sienta valorado y sepa que estamos orgullosos de él.
3. Juego de detectives: Después de jugar en el parque, ir a casa de unos amigos o dar un paseo, podemos deleitarnos con un teatrO de detectives con el chupón perdido como actor principal. Busquen juntos (más difícil cuando el niño tiene varios chupones), organizen búsquedas a lo grande que puedan acabar encontrando... Un regalo. Puede que el niño sufra mucho su pérdida, puede que se enoje porque hayamos dejado el chupeón donde estuvimos antes... Es normal.
4. El cuento del chupón: Una buena idea es contarle al pequeño un cuento y llegar a la situación en la que el niño se despide para siempre del chupón. Los padres deben ser perseverantes, no solo en este método sino en todos, incluso si el niño cambia de opinión (que lo hará) y quiera recuperarlo. No podemos ceder a las demandas del niño, ya que de lo contrario el chupón se quedará durante más tiempo y el niño no se tomará en serio los próximos intentos, ya que sabrá que de todas formas lo recuperará.
5. Conversación seria: Habla con tu pequeño, dile que los chupones son para niños pequeños y que él ya es mayor, así que hay que tirar el chupón. Enséñale otros niños que ya no usen el chupón. En esta conversación vale la pena insistir en que siempre que sienta la necesidad de chupar el chupón puede pedir un abrazo.
6. Estropearlo adrede: Algunos padres rompen el chupón deliberadamente, por ejemplo cortan a la mitad su parte de goma y explican que como se ha roto, ya no se puede usar, o le dicen al niño que lo rompió mordiéndolo, o que un ratoncito hizo un agujero (abren un agujero en la punta del chupón con las tijeras).
7. Cambio de sabor: Si eliges este método, mejor pregúntale a alguien con experiencia antes, puede ser un médico, qué sustancia inofensiva para el niño podemos usar. Tiene que ser algo que le quite las ganas al niño, como el jugo de limón. Se pueden usar sustancias más radicales, como la mostaza (¡pero no demasiado picante!). También se puede echar una pizca de pimienta en la parte de goma del chupón y hacer un pequeño agujero en la punta. Después de chupar ese chupón, seguro que el niño no querrá volver a hacerlo.
8. Destaca el comportamiento adulto del niño: Al destacar los comportamientos adultos y la independencia del niño, le motivamos en gran medida. Cuantas más alabanzas reciba, más ganas tendrá de deshacerse de las costumbres de su etapa como bebé.
9. No presiones: Tenemos que evitar ridiculizar al niño delante de otras personas. Entonces el niño puede reaccionar rebelándose y desanimándose. Tampoco amenaces, ya que eso no da ningún resultado.
10. Substitutos: Si quieres desacostumbrar al niño a chupar el chupón, intenta que tenga la boca ocupada en todo momento. Con ese objetivo, dedícale un tiempo para jugar, cantar canciones o tocar instrumentos. Entonces no se aburrirá ni sentirá la necesidad de usar el chupón. Determina en qué momento del día el pequeño suele agarrar el chupón. Entonces, justo en ese momento, puedes darle algo de comer para que tenga la boca ocupada. Así el niño se olvidará del chupón.
En caso de tener niños, con el chupón secamos las lágrimas mucho más rápido que con horas cantando o llevándolos en brazos. Sin embargo, funciona a corto plazo, ya que las ventajas de usar el chupón van acompañadas de efectos secundarios.
•Usar el chupón demasiado temprano puede impedir que se desarrolle un reflejo de succión adecuado. Se da una confusión entre el pezón y el chupón, por eso no se recomienda darle el chupón a un niño lactante hasta que esta lactancia no se estabilice y el recién nacido no empiece a engordar, ya que esa succión puede darle tanta satisfacción que su sensación de hambre puede quedar inhibida.
•El chupón debe estar bajo el control de los padres. Es útil en muchas situaciones, ayuda a tranquilizar y dormir al niño. Sin embargo, es algo negativo cuando meterle el chupón en la boca al niño se convierte en un gesto demasiado fácil que le sirve más a los padres que al bebé.
•Usar el chupón por la noche puede dificultar enseñar al niño a dormir por sí mismo, e incluso puede interrumpir el sueño si se cae de la boca.
•Ese chupón que parece tan pequeño e indefenso puede convertirse en un vicio. Es inofensivo cuando se usa de manera provisional, para satisfacer el reflejo de succión, y ayuda al pequeño y a los padres a pasar por momentos difíciles. Si se usa durante mucho tiempo, puede transformarse en un problema de difícil solución.
•Por ejemplo, puede provocar malas oclusiones dentales. Cuanto más tiempo use el chupón el niño, mayores son las probabilidades de que la mandíbula superior se deforme. Esto provoca que los dientes se tuerzan de manera significativa, lo que acaba traduciéndose en un aparato dental y en visitas al dentista.
•También puede retrasar el desarrollo del lenguaje y hacer que el niño no hable con claridad, ya que le resulta más difícil emitir sonidos con el chupón en la boca.
•Nunca ates el chupón a la cuna, a la cama o a la silla ni lo cuelgues en el cuello del niño, o alrededor de su muñeca con cordones o cintas, ya que ha habido casos de asfixia.
•Un uso prolongado del chupón también puede provocar otitis recurrentes.
En cualquier caso, recuerda que hay que ocupar al niño con otras cosas (por ejemplo jugando), sobre todo en los momentos en los que observamos que echa de menos el chupón. El aburrimiento es un obstáculo y el enemigo de los padres. Un niño aburrido busca algo para matar el tiempo, y el chupón le sirve de mucho para ello. Debemos garantizar el interés del niño por su entorno, estimular su actividad y sus ganas de aprender. Decirle adiós al chupón es una cuestión individual. Algunos niños lo dejan de usar en el momento adecuado por sí mismos, mientras que otros necesitan ayuda. Como en todo, aquí se necesita perseverancia. Los niños se adaptan a nuestras expectativas, siempre y cuando no provoquemos un ajetreo innecesario. Si nos desviamos de la norma una o dos veces, nuestros pequeños sabrán que con una pizca de determinación por su parte conseguirán todo lo que quieran. Por lo tanto, mantengámonos firmes.
Magdalena Słomczyńska